No es raro que las mujeres, en algún momento de su historia, sientan molestias o dolor durante la penetración. Múltiples son las causas del mal en el sexo y pueden ser tanto físicas como sentimentales. Al romper el himen a lo largo de la penetración puede sentirse un poco de dolor o leve punzada. Que haya bastante dolor e incluso la imposibilidad de penetración, puede deberse a que, al estar en tensión por el temor o por los nervios, se contraen los músculos de la vagina. Si te ocurre puede ser porque te apresuraste, no estabas ni relajada ni suficientemente excitada a fin de que tu vagina se lubricara y, al forzar la situación, tu cuerpo lo ve como una agresión y se resiste. Como vimos, el himen puede romperse mucho antes de sostener relaciones sexuales.
Busca qué te está afectando para poder prosperar tus relaciones. Por otro lado, existe la creencia de que la primera relación sexual tiene la capacidad de “despertar el avance corporal” tanto en chicos como en chicas. Estos cambios pueden demorar aproximadamente en dependencia de la persona, y no se producen todos al unísono. Hay chicas que tienen su primera regla a los 12 años y cuyos pechos no empiezan a medrar hasta los 16 años. Hay muchos géneros de himen y si bien la mayoría no se rompen al introducir un tampón, el usarlo se hace mucho más bien difícil a aquellas mujeres que no han tenido relaciones íntimas con penetración. Un himen habitual tiene uno o múltiples orificios, más enormes o mucho más pequeños.
Consejos Para Tener Sexo Sin Dolor
Los nervios hacen que los músculos de la vagina se contraigan, lo que puede hacer que sientas dolor durante la penetración, mucho más que una suave quemazón, como decía antes. Si sabes dónde y de qué manera disfrutas, si te sientes a gusto con tu cuerpo y con las increibles sensaciones que te da, vas a ser la dueña de tu exitación y este no estará a merced de otra persona. Pon en práctica estos consejos para disfrutar del sexo sin dolor, y si continuas experimentando molestias pese a seguir estas sugerencias, entonces es oportuno que visites a tu ginecólogo. En ocasiones, ver la vejiga llena resulta molesto a lo largo de la penetración, lo que puede ocasionar cierto dolor e irritación.
Además de esto, es probable que tu vagina se expanda o extienda por un tiempo. La primera relación sexual puede doler y presentar sangrado, o por el contrario sentirse bien y que no suceda nada. Si te pasa lo primero, es porque el sangrado se da al romperse el himen, y el mal es provocado por el estiramiento del mismo. Y no estamos hablando de candelas, ni de elaborar una playlist sensual, ni preparar una cama llena de pétalos de rosas… No, no. Mira, con el sexo vienen un montón de gigantes responsabilidades.
Por eso, siempre y en todo momento es conveniente orinar antes de tener sexo para eludir esta posible molestia. Los lubrificantes te proponen ese extra de lubricación y de estimulación que hace que la penetración sea mucho más despacio y agradable. Por eso son una aceptable opción para evitar las molestias que puede ocasionar la fricción si no hay suficiente lubricación. Prueba la gama de lubrificantes de Durex, donde hallarás opciones con base de agua y con base de silicona. Y si no sabes por dónde comenzar, no te pierdas nuestro producto Cómo escoger un lubricante.
Virginidad Y Primeras Relaciones
Esto puede resultar desconcertante, puesto que tendemos a asociar el mal del sexo con este hecho biológico. Tener una experiencia sexual negativa en nuestra primera vez está relacionada de forma directa con nuestras esperanzas. Elevarlas en exceso puede conllevar secuelas que afecten a nuestra respuesta sexual y por tanto, a nuestra satisfacción en el sexo. La primera oportunidad que tienes sexo vaginal puede doler, sentirse bien, o las dos. El término de himen es algo que la mayoría entiende erróneamente. Así que si te andas imaginando algo sellado en tu vagina como si fuese un wrap, que sepas que te confundes.
En resumen, la primera vez no posee por qué razón doler, especialmente si dejamos los nervios fuera de la cama, reducimos las expectativas –tanto buenas como malas– y diversificamos las prácticas sexuales. La ansiedad disminuye los escenarios de estrógenos, hormonas causantes de la excitación sexual y de la lubricación. De ahí que a mucho más nerviosa andas, peor reacciona tu cuerpo. Muchos son los hombres que se preguntan si van a ver algún cambio tras tener sexo por vez primera.
Antes que ingreses en histeria, deja que te expliquemos. Para prepararse para el sexo (hablamos más que nada de penetración de pene y vagina), tu cuerpo precisa calentarse con los preliminares como los besos, tocamientos, caricias, etc. Ahí es en el momento en que el chico tiene su erección y también cuando la vagina se lubrica y prepara tu cuerpo para el sexo (porque si no ay lubricación hay fricción y, en consecuencia, dolor). La parte engorrosa es que los nervios pueden interferir en este desarrollo de iniciación, y tú y tu compañero podéis excitaros a velocidades diferentes.
Al procurar cumplir esas esperanzas que teníamos en nuestra cabeza, olvidamos prestar atención a las sensaciones físicas agradables del sexo. Pues si el sexo que tuviste una vez no resulta ser la experiencia que has estado aguardando, puedes quedarte con cuanto quieras de lo que has aprendido y aguardar. Tener sexo una vez no significa que se abran las compuertas.
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Tener una aceptable relación con nuestro cuerpo y una actitud positiva hacia el sexo estimula que solicitemos lo que deseamos, y que digamos que no en el momento en que no tenemos ganas, o a eso que no queremos, y eso es tan, tan, tan importante… Pero primeras ocasiones hay tantas como personas, como parejas. Déjate de procurar repetir una escena en ese día que es “tu primer día”, más que un escenón, lo que te van a salir son las tomas falsas.
Ellos llegan a su primera relación con el conocimiento y la práctica para llegar al orgasmo ya que han experimentado solos y saben de qué forma hacerlo. Nosotras llegamos a la primera vez sin haber experimentado lo bastante. Lo cierto es que el himen es una membrana tan fina que puede romperse en cualquier situación diferente al sexo, por servirnos de un ejemplo, al darte un golpe o al efectuar ejercicio. ¿Influye en este condicionamiento la edad a la que poseemos nuestra primera relación íntima?